miércoles, 16 de febrero de 2011

No future...

   Cantaba Johnny Rotten ya en 1977. Entonces el Reino Unido estaba hecho un desastre  porque aún coleaba la profunda crisis de los 70, que tenía su origen, entre otras cosas, en el aumento del precio del petróleo. Ya se sabe cuál fue la solución a esa crisis: Estados Unidos y Reino Unido desarrollaron un modelo capitalista basado en los intereses del sector financiero y el consumo, no en la producción. Es lo que se conoce como tardocapitalismo, capitalismo tardío o sociedad postindustrial. Bueno, no es que inventaran un modelo nuevo, sino que el capital, tan dúctil como siempre, se dirigió hacia los sectores que producían mayor ganancia. 
   Esta tendencia se ha mantenido durante las tres últimas décadas, pero siempre siguiendo una de las reglas inviolables del capitalismo:
   "La producción capitalista lleva inherente, como algo sustancial, la producción (de plusvalías) sin tener en cuenta los límites del mercado". 
   Es una afirmación de Karl Marx en El capital, por supuesto perfectamente vigente, que explica cualquier crash, boom o burbuja creada dentro del sistema. De hecho, Marx afirma que en el capitalismo las crisis son parte de la evolución natural de la economía, pues cada cierto tiempo el mercado se satura y hay sobreproducción, impago de créditos... Nunca se para la máquina porque no se puede admitir que exista un límite de creación de capital. No importan las consecuencias.
   
   Pues bien, El País publicó el otro día esta viñeta de El Roto:

   Desde luego, las consecuencias económicas de esta última crisis son graves, pero ¿no son mucho peores las sociales? Parece que no es preocupante para la inmensa mayoría de los políticos y economistas que empeoren los empleos, los sueldos, la educación o la atención sanitaria, en definitiva, que la vida de millones de personas se vaya al garete, que sufran o les duela o se sientan inútiles, fracasados.
   De las crisis siempre se sale, es cierto, pero también que alguien debe joderse para sostener el edificio. Lo saben. Si no quieren hacer caso a la advertencia del viejo Marx es porque : 
   "Se produce demasiado con fines de lucro o se destina una parte demasiado grande del producto, no para ser consumida, sino para producir más dinero, para ser acumulado; no para cubrir las necesidades privadas de su poseedor, sino para suministrarle la riqueza abstracta de la sociedad: dinero y mayor poder sobre el trabajo ajeno, más capital".
   Y esa forma de enriquecimiento es el principio que rige todo nuestro sistema económico, parcheado y endulzado cuando los beneficios lo permiten, violento y crudo cuando periódicamente se satura el mercado. Es así desde mediados del s. XIX (que se sepa).
   A veces alguien se cabrea, tira cosas, rompe escaparates, quema coches o grita barbaridades a la Reina de Inglaterra. No nos engañemos, quien hace eso seguramente no tenga nada que perder. Pero eso ellos también lo saben. Así que para que no haya peligro intentarán que crean que sí pueden perder algo. Cuidado, el punk no va a volver.

1 comentario:

  1. Pues sí, parece que las reglas del juego de las que hablaba el viejo siguen y seguirán. Y los que se queden por el camino,¿qué más da?.
    No doubt, no future.

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